8. Oihane Andueza Imirizaldu
Cuando me propuso Pedro entrar en
las listas como suplente le pedí que me diera un tiempo que necesitaba
pensármelo.
Accedí impulsada por un “claro”,
al cabo de los días. Es un acto simbólico estar en las listas, es un gesto de
apoyo y de ponerle cara a algo tan abstracto como es la política.
Apoyo a AGEIZIA en su buen hacer,
su buena labor por el pueblo (concretada en varias acciones ya mencionadas por
mis compañeros/as), cultura, costumbres... Sin embargo, más allá de las
acciones concretas, la actitud y la humanidad que caracterizan a este
grupo han sido el impulso para secundar esta lista.
Siempre me he sentido bien
avenida en este pueblo, en este ayuntamiento, las propuestas que he lanzado
(bien desde el teatro, bien a través de la escuela) han sido escuchadas,
apoyadas y recibidas. Las puertas de la alcaldía han estado abiertas, los
teléfonos de los alguaciles siempre al servicio, la secretaría dispuesta y
cercana.
Estos son los valores que en mi
opinión habían de reinar en una democracia y que siento que se practican en
este pueblo. El contacto con las gentes, el trato personalizado y el
sentimiento de comunidad como antídoto para este sistema globalizador e
individualista en el que vivimos, que poco a poco se va tragando tan ricas
sociedades. Aquí, en este pequeño rincón
del mundo se practican valores que están muy en crisis en la sociedad
mercantilista.
Hablando de mercado, voy a lanzar
una utopía. El fomento de una economía local, pequeña, consumir lo que cultiva
el vecino, comer lo que nuestros ganaderos crían y quién sabe si generar algún
puesto de trabajo. Como he dicho, utópicamente sería la manera de fortalecer el
pueblo, que los jóvenes trabajaran aquí y conseguir (por fin he llegado a mi
terreno) que nacieran niños en el pueblo para mantener una escuela viva. ¿Utopía?
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